Cómo se fabrica el ladrillo artesanal: proceso real del ladrillo de horno paso a paso
El ladrillo artesanal de horno sigue siendo uno de los materiales más valorados en la construcción tradicional. Su fabricación conserva técnicas que no dependen de procesos industriales, sino del trabajo manual, la selección cuidadosa de la tierra y el uso de hornos reales. Por eso, en esta nota explicamos cómo se produce un ladrillo artesanal desde cero. El objetivo es mostrar un proceso auténtico, sin exageraciones ni intermediarios. Así nace el ladrillo que después llega a las obras y que se distingue por su resistencia, su color y su durabilidad.
La importancia de la tierra en la fabricación
Todo comienza con la arcilla. Este punto es decisivo para obtener un ladrillo firme. La tierra se selecciona por calidad y plasticidad. Luego se pica, se limpia y se prepara. El proceso es totalmente manual. Por lo tanto, permite controlar cada etapa. La arcilla correcta asegura un ladrillo más estable y con menor riesgo de rotura. Además, influye en el color final después del horno.
Amasado y preparación de la mezcla
Una vez seleccionada la arcilla, se mezcla con agua. El objetivo es lograr una masa pareja y firme. El proceso requiere fuerza y dedicación, ya que no intervienen máquinas complejas. Este paso define la textura del ladrillo crudo. Cuanto más homogénea es la mezcla, mejor será el resultado final. Además, el amasado adecuado evita grietas durante el secado.
Moldeado manual: la forma del ladrillo
El moldeado se realiza con moldes de madera. Cada molde recibe una porción exacta de arcilla. Después se compacta y se corta para lograr bordes limpios. El ladrillo crudo nace en este momento. Este paso es clave para garantizar medidas uniformes y una terminación pareja. Aunque parezca simple, requiere experiencia. Un golpe mal dado puede arruinar la pieza.
Secado natural al sol
El ladrillo crudo se deja secar entre 24 y 48 horas. Durante este tiempo, se lo gira y se acomoda para evitar deformaciones. El sol cumple un rol central. El secado natural permite que la pieza pierda humedad de manera gradual. Por lo tanto, reduce el riesgo de quiebres al ingresar al horno. Este proceso no puede acelerarse sin afectar la calidad.
Horno real: el corazón del ladrillo artesanal
La cocción es la etapa más exigente. Los ladrillos se apilan en un horno tradicional. Después se sella la estructura y comienza el fuego. La temperatura llega a unos 900°C. El calor transforma la arcilla en un ladrillo resistente y estable. La cocción dura horas y requiere control constante. Un horno bien trabajado define el color final y la dureza del producto.
Selección final: calidad por encima de todo
Luego de la cocción, los ladrillos se clasifican uno por uno. Solo se eligen los que presentan dureza alta, color parejo y sonido metálico al golpearlos. Esa selección garantiza un ladrillo de calidad real. Este proceso manual explica por qué los ladrillos artesanales mantienen su prestigio. Cada pieza pasa por manos expertas antes de llegar a la obra.
Un material noble para obras exigentes
El ladrillo artesanal sigue siendo elegido por su resistencia y por su comportamiento en todo tipo de estructuras. Aunque la industria avanzó con nuevas tecnologías, este método tradicional sigue vigente. Su fabricación conserva saberes que se transmiten de generación en generación. En Materiales Vialero seguimos mostrando cómo se produce de verdad. No hay trucos. Hay trabajo, fuego, tierra y oficio.
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